En busca del oro de los gnomos GIFF Letterbox Hybrid

El letterboxing es otra forma de búsqueda de tesoros que utiliza pistas en lugar de coordenadas. En algunas ocasiones, el propietario ha hecho de él tanto un letterbox como un geocaché y ha publicado sus coordenadas en Geocaching.com. Estos tipos de geocachés contendrán un sello que no es objeto de intercambio, y es utilizado por quienes realizan esta actividad para registrar su visita.
Tanto si es tu primer Letter, o si es el tipo de búsqueda que más te gusta, te recomendamos que lleves un "Cuaderno de sellos", tu cuaderno de registro personal donde estampar los sellos de los buzones que encuentres. Es otra forma de coleccionismo. Tampoco viene mal llevar una almohadilla de tinta. Y ya puestos, firmar con sello el logbook del caché.
Atentos a los atributos. Es un caché nocturno, por lo que necesitas linterna o similar. El atributo de "puede requerir vadeo", es porque el determinados momentos del año el río Carrión puede desbordarse, y algún tramo del recorrido es propenso a ello.

En los alrededores del puente Don Guarín, a las afueras de la ciudad de Palencia, el agente secreto Jorge Ibarra aparcó su coche en el discreto aparcamiento junto a la ermita de San Cristobal, preparado para enfrentar un desafío inesperado: encontrar el oro perdido de los gnomos GIFF y asegurar el futuro del codiciado premio "GIFF People's Choice".
Con una linterna en mano, cruzó por encima el antiguo puente de piedra que se extendía hacia Palencia, mientras el murmullo del río Carrión le susurraba que siguiera a la izquierda. Al encontrar un hueco entre el quitamiedos, se deslizó por él y caminó a lo largo de la orilla, pasando sin contratiempos por debajo de un moderno puente cuyas sombras jugueteaban con la oscuridad circundante.
De repente, “pum, pum”. Se tiró al suelo creyendo que eran disparos. Miró si veía el origen de los disparos. De nuevo, “pum, pum”. No vio ningún fogonazo, pero sí distinguió el origen del ruido, los coches que pasaban por encima. Ya de pie y más tranquilo, se levantó con cautela y siguió avanzando en silencio bajo el segundo puente, sus pasos resonando en la quietud opresiva de la noche.
Al llegar al final del paso, cerca de las raíces de un árbol, divisó un destello que parecía indicar la presencia del oro de los gnomos GIFF.
Ahora a nuestro protagonista se le planteaba una disyuntiva. ¿Hacia dónde continuar? Veía una propiedad privada. ¿La dejaba a su izquierda o a su derecha?
Otra vez el agua del río Carrión parecía que le gritaba: “Deja que yo te guíe. Ten a tu derecha la finca y a tu izquierda mi compañía”. Y así lo hizo. Empezó a caminar por una pista de tierra (sus informantes le habían dicho que no había carreteras asfaltadas) y a unos 125 metros se topó con un doble grupo de tuberías que emergían del suelo, y más adelante una estructura de hormigón que parecía prometer una pista hacia su objetivo. Armado con determinación, Jorge continuó su camino, internándose en el bosque que se desplegaba ante él, su densa penumbra ocultando secretos y peligros desconocidos, y atento a la luz de su linterna, volvió a ver señales que recordaban al brillo del oro.