Cuenta la leyenda de La Casa De Las Conchas que debajo de una de ellas se ocultaba una onza de oro, algo habitual durante la construcción de aquella época para atraer la buena suerte a la familia. Otra versión es que la familia guardó un tesoro detrás de una de estas piezas y aquel que lo encuentre se quedará con él.
Se dice que una moneda de oro por cada una de las conchas de la fachada ofrecieron los Jesuitas para comprarla con intención de derribarla y tener espacio para la construcción de la Clerecía.
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