Cuenta Fernando Jiménez Berrocal, cronista de la ciudad, que la torre del Trabajo se encontraba en una parte de Cáceres que, desde que comenzaron a construirse viviendas en 1917, había pasado de zona de pedreras a barriada animosa y populosa, con trabajadores de todo tipo que buscaban las ‘Casas Baratas’ para progresar y formar sus familias.
En 1933, el entonces alcalde de Cáceres, el socialista Antonio Canales (tristemente fusilado el día de Navidad de 1937), recibió la propuesta de proyecto de la famosa torre. Su ideólogo fue Ángel Pérez, arquitecto municipal, y pretendía conseguir que los vecinos escucharan y supieran la hora («en aquella época no había mucha gente que llevara reloj», aclara Jiménez). También quería servir de homenaje a los trabajadores, de ahí su nombre, pero la Guerra Civil dio al traste con este plan. El conflicto y sus ganadores la convirtieron en la plaza de Italia, en homenaje al fascismo de Mussolini. Se inauguró en mayo de 1939 con el verde, el blanco y el rojo de la bandera transalpina.