Algo más tarde fueron asesinadas otras 6 vecinas de la localidad. Ninguna de ellas tenía filiación política ni actividad sindical. Antes de ser asesinadas fueron retenidas en la vieja carnicería del pueblo y a varias de ellas, además de otras vejaciones, les cortaron el pelo y les hicieron tomar aceite de ricino.
Los restos de estas mujeres, como tantas otras víctimas de la Guerra Civil, descansan en una fosa común en el viejo cementerio de Puebla. Después de 76 años sus familiares no han podido tener aún el consuelo de recuperar sus restos o, al menos, poder colocar una placa que les rinda un merecido homenaje.
Se las conoce como las Rosas de Guzmán, por el paralelismo de su caso con las Trece Rosas, asesinadas en Madrid en 1939.
Este caché es un pequeño tributo a estas mujeres y espero que contribuya a evitar que caigan totalmente en el olvido.