Para llegar a este caché tomaremos como punto de inicio el caché
Monumento a la montería, punto de inicio de la carretera que va al Santuario de la Virgen de la Cabeza (A-6177).
Pasariamos por la
ermita de Las Viñas y en el killometro 14 aproximadamente, en el caché
rumbo a Los Escoriales, tomaremos a la derecha la carretera que va a Los escoriales y al pantano de la Lancha. Esta carretera es estrecha, al principio esta bien asfaltada hasta que va pasando de asfalto-grava a tierra, pero se puede hacer en coche perfectamente.
En este punto tambien se inicia uno de los tramos del GR 48,
Sendero de Sierra Morena: Viñas de peñallana-Baños de La Encina.
Al llegar a la finca Los Escoriales, justo en el caché:
Ruta de Los Escoriales y El Centenillo, seguimos camino del pantano tomando el camino de la izquierda. Una vez aqui el camino deja de ser asfaltado y se convierte en una pista de tierra que suele estar en buen estado.
A partir de los escoriales, entre el monte adehesado de encinas y salpicado de bolos de granito, nos encontraremos con infinidad de toros de lidia de diferentes edades campando a sus anchas. Estas reses comparten el terreno con gamos, ciervos y muflones que en las épocas en las que más escasea el alimento, se acercan a sus comederos para intentar pillar bocado. Estos comederos también nos llamarán la atención también por su forma y material, pues están hechos de granito. A medida que vayamos recorriendo el camino, el paisaje irá cambiando, de las formas adehesadas, donde en otoño podemos disfrutar del espectáculo de la berrea del ciervo, a bosques auténticamente mediterráneos con infinidad de sombras, donde sestean los animales en el periodo estival.
Estos terrenos están salpicados de encinas, coscojas, madroños, alcornoques, piruetéanos (perales silvestres), algún que otro fresno, y distintas plantas aromáticas que perfuman este matorral mediterráneo. Aproximadamente en el Km. 4,5 de nuestro recorrido, el bosque se abre para dar paso a un impresionante paisaje de granito, donde podemos pararnos unos minutos a contemplar las vistas: un valle en el cual podremos apreciar al fondo y coronando el cerro del cabezo, el Santuario de la virgen de la Cabeza. También podremos ver parte del embalse del Encinarejo, y con un poco de suerte, ciervos, muflones o el suave planear del buitre negro o el leonado.
Siguiendo con nuestro recorrido, pasados unos 300 metros, empezaremos a divisar el embalse del Jándula , auténtico manto de agua entre montañas de media altura y fuertes pendientes.
Aquí encontramos el caché
Mirador de la Lancha. Un kilómetro más adelante llegaremos al
antiguo poblado de La lancha. Lo primero que veremos serán barracones hechos de granito, que sirvieron antaño como alojamiento a los trabajadores que construyeron la presa. Seguidamente encontraremos viviendas que se levantaron años más tarde para los trabajadores encargados del mantenimiento y funcionamiento de la misma. A partir de aquí, empezaremos a descender de manera zigzagueante e iremos viendo en todo momento parte del embalse y la presa del mismo. Esta presase empezó a construir en 1927 y se terminó en 1931. Fue una obre de gran calado, prueba de ello es la visita de Alfonso XIII en el transcurso de las obras. Su función era el riego y la obtención de energía hidroeléctrica. Pero había otro uso especial: Servir de reserva de agua para la canalización del Guadalquivir. Se proyectó construir algunas esclusas en este río, de manera que un barco fluvial pudiese ir desde Sevilla hasta Córdoba, pero hubo multitud de problemas, por lo que el proyecto nunca fue acabado.