POBLADO DE VILLAFLORES
Esta serie de cachés se han ubicado para que se conozca un poco
mejor la historia del poblado, desconocido para algunos de los
habitantes de Guadalajara, y que no dista mucho de la capital, unos
6-7 km.
Ubicado en el término municipal de Iriepal, al lado de la N-320,
un poco antes de llegar a Horche, se encuentra un pequeño poblado,
cuya construcción fue encargada por la condesa de la Vega del Pozo
y duquesa de Sevillano. Se diseñó con fines agrícolas para alojar a
los colonos y a sus familias. Se construyó hace más de 120
años.
Hacia el año 1940 vivían unas 15 familias y 2 guardas de finca,
que vivían en otro poblado (Las Navas), pero que trabajaban a
diario en Villaflores. Todas las personas que residían trabajaban
para los dueños de la finca, que en esa fecha, eran familia de la
condesa de la Vega del Pozo: labradores, ganaderos, guardas y
niños, unos 30, que iban al colegio en el propio poblado. Los
labradores tenían mucho trabajo, porque la finca era de grandes
dimensiones y no era fácil mantener todas las tierras.
Los terrenos y el poblado han ido pasando por varios
propietarios, y actualmente se reparten entre el ayuntamiento de
Guadalajara, que posee 10 de los 11 edificios, y el terrateniente
conquense Antonio Prádana, dueño de la finca, cuya extensión supera
las 300 hectáreas, y del edificio denominado como la “casa
grande”.
Uno de los edificios característicos del poblado es el palomar,
construido en 1887, que no daba casi ningún trabajo al guarda de la
finca, ya que la única función del mismo era alojar a las palomas
para que pudieran dormir dentro y así poder aparearse. A las
palomas no se las daba de comer ni de beber dentro del palomar, ya
que ellas mismas buscaban comida en el campo. Y entonces, ¿qué
función tenía el palomar?, pues la función era meramente lúdica.
Los dueños venían de caza a la finca una o dos veces al año, y
cuando terminaba su jornada de caza de conejos y liebres, se
dirigían junto al palomar del poblado donde el guarda ahuyentaba a
las palomas desde el interior para que los dueños las dispararan
cuando salían volando.
En verano de 2008 se anunció la rehabilitación del poblado y la
creación allí de una urbanización y un parque temático dedicado a
la astronomía, actualmente no sé en qué estado está el proyecto.
También es importante destacar la Cañada Real de las Matas, que
discurre pegada al poblado, y recomendable para dar un largo paseo,
sobre todo para los aficionados a la bicicleta, debido a su gran
anchura y el elevado número de “caminillos” que
serpentean a lo largo de la Cañada.
También quiero expresar mi malestar por la gente que usa la zona
próxima a la carretera en la propia cañada, para arrojar basura
como si fuera un vertedero, aprovechando que dicha carretera está
poco transitada. Y recordar también que se prohibió el uso de
barbacoas y similares, sobre todo por el incendio de 2005,
originado en Riba de Saelices que asoló más de diez mil hectáreas y
se cobró la vida de 11 personas. Más información en
http://es.wikipedia.org/wiki/Incendio_de_Guadalajara_de_2005
La fuente principal relativa a la historia del poblado se ha
extraído de un artículo de la web www.villadehorche.com, donde
figura más información. Adjunto fotografía Google Earth, que
muestra una zona donde aparcar, para la gente que no conozca la
zona.