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El
Monasterio |
Su nombre real es el de "Santo
Desierto de San José de las Batuecas". Data del siglo XVI y
pertenece actualmente a la Orden
de los Carmelitas
Descalzos.
Es el único desierto
carmelitano, de sus características, en el mundo. En él los
monjes llevan una vida monástica basada en la oración, el trabajo y
la
sencillez.
Fue fundado en 1599 por el P.
Tomás de Jesús, Superior
Provincial de los Carmelitas Descalzos de Castilla de la época. Dos
muros de piedra delimitan el recinto conventual. Desde la entrada,
hacia el este, parte un camino junto
a
las
huertas, que lleva a la iglesia. Construida en 1602 y ampliada
en 1686, es el núcleo del monasterio, estando rodeada de un
paseo enlosado y ajardinado a modo de
claustro.
En torno a la iglesia se sitúan las distintas dependencias:
biblioteca, sacristía y cementerio al norte, talleres, cocina,
refectorio y alojamiento de criados al oeste y las celdas al
sur.
La configuración del Monasterio se va transformando a lo largo de
los siglos XVII, y XVIII hasta alcanzar su aspecto actual.
Se desamortiza en 1836,
pasando a manos privadas y abandonándose. En 1915, el lugar fue
adquirido por los Carmelitas de Castilla y en 1936 por los
Carmelitas Descalzas del Cerro de los Ángeles.
Desde 1950 residen en él
los Carmelitas Descalzos, que han restablecido la
vida
eremítica.
Dispersas
por el monte había numerosas ermitas (eremitorios), tanto dentro
como fuera del recinto conventual , de las que sólo permanecen en
uso unas 12. Intramuros, se sitúan tres capillas: de San Jerónimo,
San Pablo Ermitaño y San Juan Bautista.
Hoy día
es posible utilizar la Hospedería
del Monasterio como retiro espiritual.
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El Valle de
Batuecas |
El monasterio se construyó en lo profundo del Valle de Batuecas, un
valle que nace en las laderas de la
Peña de Francia
y que discurre hacia el sur en busca del río Ladrillar y, ya con
él, el Alagón. Su orientación, al comienzo casi oeste-este y luego
norte-sur, junto con lo intrincado del terreno, le procura un
microclima cálido y húmedo,
que hace posible la existencia de una vegetación exhuberante
y le confiere una belleza sin igual.
Se
sitúa dentro del Parque
Natural "Las Batuecas-Sierra
de
Francia", declarado como
tal el 11 de julio de 2000. Es
Zona de Especial Protección de
Aves y Reserva Regional de
Caza y Monte de Utilidad
Pública. La vegatación es variadísima: alisos,
tejos, enebros,
acebos, encinas,
alcornoques, durillos, madroños, jaras, brezos... Anidan los
buitres en los cortados más
altos
y es frecuente ver la cabra
hispánica, reintroducida en los años setenta por el antiguo
ICONA.
Lo
intrincado del valle y su belleza provocaron que desde antiguo éste
estuviera rodeado de leyendas, mitos que contribuyeron a aumentar
el misterio que ya de por sí tenía. Se hablaba de
civilizaciones perdidas, de
tribus primitivas, de lugares sin explorar.
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El
cache |
Se trata de un contenedor
marca de la casa. Su
tamaño es regular tirando a
pequeño (500
ml
exactamente). Contiene
los objetos habituales pero no admite los de gran tamaño.
Está situado en el muro del convento, en el mismísimo
camino que accede a otros dos caches escondidos en la zona. El
camino es muy frecuentado por senderistas y otros visitantes, por
lo que se ruega discreción y cuidado, tanto en la búsqueda como en
la recolocación.
Afortunadamente, el muro tiene un pequeño rincón que nos guarda
las espaldas, teniendo que vigilar solamente el
frente... |
Utilidades |
Una fotografía
spoiler.
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