E.E-Castillo de San Martin de Valdeiglesias Traditional Geocache

Situado en un altozano y lugar estratégico que domina las fronteras entre Ávila, Segovia, Toledo y Madrid, fue un lugar habitado por el pueblo vetón. Pero es a Don Álvaro de Luna a quien se le atribuye su construcción.

Un personaje verdaderamente curioso Don Álvaro. Era hijo natural del Señor de Ayllón y de “La cañeta”, una mujer del pueblo, y sobrino del Arzobispo de Toledo. Entró al servicio del joven rey Juan II, que en aquellos momentos estaba dominado por sus primos los infantes de Aragón. Destacó rápidamente como buen guerrero, hábil escritor y hasta se conocen 16 canciones compuestas por él. Pronto destacó al servicio del rey y fue ganándose su confianza. Fue colmado de honores y llegó a ser Condestable de Castilla. A la muerte de Don Enrique, uno de los infantes de Aragón, fue nombrado Gran Maestre de la Orden de Santiago. Llegó a poseer hasta ciento veinte pueblos y de él dependían más de veinte mil almas.

Aquellas tierras eran un señorío de abadengo (estaban bajo la jurisdicción de la iglesia). En ciertos momentos los frailes tuvieron que enfrentarse al pueblo llano. Por ello llamaron en su ayuda a Don Álvaro, que consiguió apaciguar la región y de paso logro quedarse con la mayor parte de las tierras, previo pago al Monasterio de unos 30.000 maravedíes. Esto le vino muy bien a Don Álvaro pues al mismo tiempo que acrecentaba el poder, unía estas tierras con sus posesiones en Cadalso de los Vidrios. Es precisamente para poner de manifiesto su poder sobre la comarca por lo que en esa misma fecha comienza la construcción del Castillo.

Las intrigas palaciegas lograron que fuera desterrado por dos veces. Una de ellas precisamente en el Castillo que él había mandado construir. Pero su unión con la pequeña nobleza, el pueblo, e incluso con la importante comunidad judía de la región, consiguieron que el rey le perdonase.

Cuenta la leyenda que al parecer Don Álvaro se ganó el poder Real mediante un hechizo de una bruja. Otros más prosaicos atribuyen más este favor a cierta afición por entonces inconfesable que el rey tenía por los jóvenes bien parecidos y bien dotados en todos los sentidos.

Seguramente, fue de 1441 a 1444 cuando Don Álvaro estuvo más en el Castillo, en sus tres años como desterrado. Grandes personajes como Enrique IV o Isabel La Católica usaron temporalmente esta morada para dar festejos y cacerías.

Al enviudar el rey casó con Doña Isabel de Portugal. Ésta logró que el rey desterrara por segunda vez a Don Álvaro y que fuese ajusticiado en Valladolid. También es un poco contradictorio que fuera la misma reina la que lograra la caída del valido, puesalgunos autores le consideran como el verdadero padre de Isabel II.

A su muerte, el castillo debería haber pasado a la orden de Santiago, pues al ser Gran Maestre la heredera de sus bienes era la Orden. Pero su mujer, Doña Juana de Pimentel, logró quedarse con la propiedad, tras organizar varias revueltas.

Por último al casarse la hija de Doña Juana con el segundo duque del Infantado, la propiedad pasó a esta familia nobiliaria. Recayó en un familiar de éste, que luego sería cronista real: Don Gonzalo de Chacón.

Eran buenos tiempos para San Martín, tierra propicia para el olivo y sobre todo para la vid. Sus caldos fueron alabados por media Europa y se creó una fábrica de vidrio, con lo que el trabajo no faltaba.

Don Álvaro, ya en el cadalso, maldijo al rey y pronosticó su próxima muerte. Al parecer el hechizo siguió haciendo efecto, pues dicen que de pena falleció muy poco después.

El castillo fue pasando por diversos propietarios que hicieron muy poco por conservarlo en buen estado. A mitad del siglo XX fue comprado por el Marqués de Sacro Lirio que se ocupó de restaurar diversas partes del edificio, comprar una capilla a Pelayos de la Presa y la fachada de la iglesia a Cadalso de los Vidrios. A pesar de sus buenas intenciones, el Marqués no fue muy fino al abrir algunas puertas y ventanas a base de dinamita, peligrando la fortaleza. Mandó rebajar dos metros la muralla y las almenas se colocaron con piedra nueva.

Después de la guerra civil, el Castillo pasó a manos de la familia Corcuera. La realidad histórica es que el nombre de “Coracera” no se debe más que a una triste equivocación de un escribano, que cambió en las escrituras de propiedad el verdadero nombre de “Corcuera” por el de “Coracera”.

También fue ocupado por tropas francesas durante la guerra de la independencia. Sirvió de albergue a la legión Cóndor en la guerra civil española. Franco visitó el castillo y se cuenta (otra vez la maldición del castillo), que aquí murieron tres miembros de su guardia mora. Uno de ellos tan borracho que cayó dentro de una enorme tinajas de vino de las bodegas.

Y aquí comienza la historia de uno de los propietarios más famosos y controvertidos del castillo, Don Juan Fernández de Ganza, quien dentro de su novelesca trayectoria hizo fortuna. El caso es apareció en San Martín, compró el castillo y además llegó con una leona que coloca en el segundo piso. Más tarde se sumará un cachorro de León y por poco tiempo, un tigre, pues no resistió el clima del invierno.

Ganza era un hombre extraño. Creía que del castillo emanaba fuerza y poder que daba suerte a las buenas personas y hacía padecer a las malas. Era alcohólico, amigo de juergas y francachelas, y gran practicante del juego de la Guija. Dicen que el hechizo hizo efecto. En el año 1985 apareció muerto de un tiro en la cama donde había dormido Doña Juana la Loca. ¿Suicidio? ¿Crimen? Nunca se supo la verdad.

Otro de los misterios del castillo es un pozo en forma de caracol, donde parece haber tapiado un pasadizo. Unos dicen que el pasadizo conducía hasta el monasterio de las monjas; otros que es una simple habitación tapiada que contiene restos humanos. Lo cierto es que no hace mucho aparecieron restos humanos envueltos en plástico.

A la muerte de Fernández Gansa el castillo fue vendido a dos socios. Uno de ellos permutó su parte con el ayuntamiento por diversos terrenos del pueblo. El otro socio entró a formar parte de la Fundación del castillo de la Coracera.

Afortunadamente las obras de restauración están muy adelantadas y el castillo ya puede ser visitado por el público y conocer mejor lo que ha sido la historia de su comarca. Hoy en día lo gestiona el ayuntamiento y es empleado como Oficina de Información Turística y para eventos culturales.

¡Oh, castillo de La Coracera!