Esta ermita, del siglo XVI, se sitúa en la actual calle de Nuestra Señora. La explosión del polvorín, en el año 1939, la dejó tan dañada, que lo que podemos ver hoy es una reconstrucción moderna realizada sobre las antiguas ruinas.
El exteriores de principios del siglo XX y está realizado en ladrillo y pintado. En la parte delantera hay una pequeña espadaña. Consta de un atrio de entrada, donde se exhibe un calvario que perteneció al convento de San Francisco.
El interior lo conforma sólo una nave de reducido tamaño, iluminada con una pequeña ventana en el lado de la epístola. Está decorada por distintas obras pictóricas y algunas tallas. El acceso al altar se halla dividido por un arco de medio punto. En el centro se sitúa, en el interior de un arco, el Cristo del Humilladero. A los lados, en arcos más pequeños, se puede admirar la talla de una Dolorosa y, en el lado de la epístola, un santo.
La importancia de esta ermita radica más en la devoción del pueblo al Cristo del Humilladero y a las dolorosas que salen en procesión durante la Semana Santa, que a su valor arquitectónico.