El puente de San Antonio, o de las arcadas, como es llamado popularmente, fue construido, (al igual que su "gemelo", el puente del Pilar, en Zaragoza, de similar fábrica) a principios del siglo XX.
Está compuesto de cuatro arcadas, con sus correspondientes péndolas, y sostenido sobre tres pilares elaborados de piedra sillar, los cuales también ejercen el trabajo de partemares.
Su construcción permitió la sustitución del antigüo puente de barcas, constituyendo así la unión del sur del río Ebro con las Cinco Villas.
En los días 13 y 29 de junio (S. Antonio y S. Pedro, respectivamente, copatronos de la localidad) se convierte en lugar característico por antonomasia, ya que se celebra un encierro de reses bravas, siendo éste puente el lugar de desencajonamiento de las mismas, siendo un acto al que acuden muchos de los ciudadanos y vecinos de poblaciones cercanas.