“El eslabón perdido: “Manolo Katiuskas” (nocturno).”
Cuando el mundo no era mundo y los continentes no estaban tan dispersos por los mares como ahora; cuando los mamíferos no eran los dominadores del planeta azul; cuando las cumbres de la Montaña Palentina se estaban haciendo… se cuenta de la existencia de una tierra perdida en la que vivía la más fantástica y aterradora de las criaturas.
No era un dinosaurio, no. Es más, estos extintos animales temían a esta criatura. Es más, algunos “arqueólogos de la conspiración” piensan que fue la causa de la extinción de los dinosaurios. Y algunos, los menos, piensan que puede ser el… “ESLABÓN PERDIDO”.
¿Su nombre? Da miedo pronunciarle, sobre todo en la noche, que es cuando sale de caza. Y dejarlo escrito también tiene sus consecuencias, pero nos atreveremos: “Manolo Katiuskas”.
Si, es un “Homo Katiuskas”, único en su especie y por el que no pasan los años. También se le conoce como “Manolo el de Dehesa”. Vive en el monte, y le podréis ver durante el día por las calles de Cervera. Pero no os quedéis mirándole fijamente, pues cuando menos esperéis, os puede atacar.
Pero tranquilos, tenemos el remedio para que no os moleste ni os ataque . Tenéis que visitar el monte de Cervera, a la altura de Peña Robledo, y hallar la luz y seguirla hasta que la luz os mire. Cuando os mire, tenéis que dar tres vueltas al árbol y decir en cada vuelta, “Manolo Katiuskas, déjanos en paz”.
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