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Esta obra hidráulica está situada en el estrecho desfiladero que el río Luchena excava entre las sierras del Gigante y la Culebrina, a 700 metros de altitud. Iniciado en 1785, el pantano quedó inaugurado el 15 de agosto de 1788, si bien su construcción no finalizaría hasta 1806. Con una cuenca de recepción de 454 km2, tenía capacidad para 20 millones de metros cúbicos, aunque pronto quedó colmatado por los sedimentos. En 1850 era ya inservible, de ahí que entre 1891 y 1897 la presa se recreció 15 metros. El 31 de diciembre de 2005 quedó finalizada la redacción por el Ministerio de Medio Ambiente del anteproyecto para la construcción de una nueva presa en Valdeinfierno, aguas arriba de la actual. La idea es que la presa actual deje de prestar su función y se conserve para ser visitada como monumento hidráulico, al igual que la de Puentes.
En abrigos rocosos en la sierra del Gigante y la Culebrina se localizan pinturas rupestres, entre las que sobresalen las de Los Gavilanes y el Mojao, obras que cuentan con la declaración como Patrimonio de la Humanidad dentro del conjunto del “Arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica”, integrado por más de 750 abrigos repartidos por un territorio de más de mil kilómetros de longitud.
La imagen del pantano de Valdeinfierno está muy lejos de la que mostraba hace ya algunos años. El embalse ha llegado a su máximo de capacidad en reiteradas ocasiones desde que fue inaugurado en el año 1791 para evitar las avalanchas de las lluvias torrenciales y que sirviera para el regadío de la Huerta de Lorca.
Actualmente se encuentra en estado lamentable, grietas, fango y vegetación le dan un aspecto de charca junto a la presa que no alcanza poco más de un palmo. Ya no hay peces, como hasta hace varios años. Los vecinos intentaron sacar las pocas carpas que quedaban y trasladarlas al pantano de Puentes. Sin embargo, el esfuerzo fue imposible, porque poco antes de que se llevase a cabo, los peces murieron por falta de oxígeno en el agua. Ahora, sólo quedan algunos ejemplares de aves que permanecen en el lugar.
La densa vegetación de matorral y tarays que deberían ser retirados para evitar el masivo consumo de agua y daños, en caso de lluvias torrenciales.
El Ministerio de Medio Ambiente ha anuciado ya la retirada de lodos y la ampliación de capacidad, obras que pueden dañar a los importantes yacimientos arqueológicos existentes en la zona.
La imagen actual del pantano, dista mucho de la que recuerdan los más mayores de Zarcilla de Ramos. Algunos apuntan que llegaron a navegarlo en una barca en la que viajaban cinco personas, y que solían ir a pescar a él. También, cuentan que alguien creyó ver un gran monstruo en él, como el del lago Ness. Vinieron periodistas y sacaron un reportaje pero nadie vio al animal. Cuentan que pudo ser una nutria que llegó desde alguna rambla comunicada con Granada, o que el vecino llevaba alguna copilla de más.
Esperamos que os guste este paraje tanto como a nosotros.
¡¡¡Feliz Geocaching!!!