Siempre me han gustado las fotos antiguas...
Disfruto perdiéndome en esos momentos que el tiempo dejó atrás... Tratando de imaginar quienes serían las personas que en ellas puedo ver… Descifrando la historia que me intentan contar… Me introduzco en ese instante olvidado del pasado y revivo de la mano de sus protagonistas aquellas vidas, aquellas ilusiones, aquellos sueños…
Hace poco encontré una caja de viejas fotografías en casa de mi yayo Aquilino. En ellas podían verse distintas escenas cotidianas de la época en que él y mi yaya Antonia tenían más o menos mi edad… Me perdí en aquellas imágenes hasta que una de ellas me llamó la atención. Era una fotografia rota por la mitad en la que mis jóvenes yayos paseaban juntos cogidos de la mano. Pero lo que más me sorprendió fue que contenía la mitad de un mensaje escrito de puño y letra por Aquilino…
Llena de curiosidad le llevé la fotografía a mi yayo y con lágrimas en los ojos me contó su historia… Tras tantos años casi había olvidado aquel día en que escribió ese mensaje para darle una sorpresa a Antonia… Una sorpresa que nunca olvidaría pero que terminó con un corazón roto.
Ambos compartían un rincón especial a las afueras de Pilar de la Horada. Un lugar secreto apartado del resto del mundo en el que le había preparado una gran sorpresa para pedirle que se casara con él. Pero Antonia nunca acudió a esa cita…
Impotente, Aquilino rompió en dos la fotografia que contenía las instrucciones para llegar a aquel “lugar especial” y lanzó una de las dos mitades al buzón de Antonia. Para que supiera que su corazón estaba tan roto como el mensaje que contenía.
El tiempo pasó… Los malentendidos se solucionaron y, finalmente Aquilino y Antonia contrajeron matrimonio y formaron la que hoy es mi familia. Sin embargo nunca llegaron a hablar de ese mensaje secreto que debía llevar a su poseedor a un sitio tan especial para mi yayo que sólo lo quiso compartir con el amor de su vida.
¿Qué habrá sido de la otra mitad de esta fotografía? No puedo quitarme de la cabeza que es posible que por las circunstancias de la vida nunca haya salido del buzón donde la dejó mi yayo aquel día hace tantos años.
Mañana iré con mi mitad hasta ese buzón. Si allí estuviera la otra parte podré completar el mensaje y buscar ese sitio tan especial para mis queridos yayos… Ese rincón que forma ya parte de mi historia…
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