Seguimos dirección Zagora. La arena de las dunas cubre la pista, lo que suaviza el terreno. Esto durará hasta que lleguen los vientos del Este y devuelvan la arena a su origen. En el horizonte, dirección sureste, se vislumbran unas cuantas casitas, lo que nos indica que Ouzina está cerca. El paisaje es impresionante, no alcanzamos a comprender como subsistir en estos parajes.
El lugar es de lo más inhóspito pero bien merece que nos tomemos algún tiempo para disfrutar de esta impresionante llanura.