El dolmen de Santa
Elena forma parte de un conjunto monumental del santuario de la
patrona de Biescas. Es un precioso rincón, guardián de la entrada
al Valle de Tena.
Muy cerca del camino
que asciende hacia la ermita de Santa Elena, encontramos el dolmen
del mismo nombre, que forma parte de un conjunto singular compuesto
por la ermita, el dolmen y la fuente. Se trata de uno de los
centros de religiosidad más importantes del Alto Gállego y a él
acuden anualmente varias romerías de los pueblos de la Tierra de
Biescas y del Valle Tena.
El dolmen que hoy
conocemos no es la formación original, ya que hasta que llegó la
guerra civil a tierras aragonesas, el conjunto religioso de Santa
Elena contaba con dos dólmenes. Durante la contienda, estos fueron
destruidos y, en la década de 1970, se reconstruyó el q ue ahora se
puede contemplar. Además, se hicieron excavaciones arqueológicas en
la zona en las que aparecieron colgantes, puntas de flecha y
cuchillos de sílex. Ésta es una de las primeras huellas de los
primitivos moradores del Pirineo aragonés.
El caché está situado
en la misma pradera donde puede encontrarse tanto el dolmen real
como algunas pequeñas reproducciones hechas por niños de la zona
(ver fotos)