HUESCA 1796
Del diario de Pipipazzi (Otro fragmento del diario de Pipipazzi puede verse en GC46GJV “Ruta Sitios de Zaragoza – Capitulación”):
“Tras encontrar el tesoro de la capitulación de Zaragoza en 1809, recorrí la ciudad en busca de otros misterios. Al comentarles a mis amigos Zascandiles la maravillado que estaba por las iglesias de su ciudad (¡Y eso que en la mía hay una para cada día del año!), me indicaron que no dejara la oportunidad de recorrer aquéllas que se encuentran en la provincia de Huesca.
- Allí encontrarás la Magia, me dijeron.
Llevado por mis estudios sobre la Revolución Francesa y el Antiguo Régimen, encontré en un anticuario la obra Teatro histórico de las iglesias del reyno de Aragón. Era el Tomo VI, dedicado al Estado moderno de la Santa Iglesia de Huesca, publicado en Pamplona en 1796. Comencé a leerlo con entusiasmo hasta que en un margen, observé una anotación manuscrita: Busca en Huesca, entre mis notas.
¿Qué querría indicar la anotación?¿Un misterio?¿Un tesoro? Y comencé a indagar…
La obra que estaba leyendo había sido escrita por Ramón Pérez Ubico, un fraile capuchino conocido como Ramón de Huesca o Padre Huesca, un estudioso de la historia eclesiástica que gustaba de recorrer archivos. Enterrado en el lado del Evangelio del claustro de San Pedro el Viejo, en Huesca, ya no me quedaba ninguna duda sobre mi próximo destino. Y allí, en una capilla del claustro, observé el mausoleo del capuchino:
Más tarde, encaminé mis pasos hacia el Archivo Provincial, donde se encuentran los manuscritos de su obra. Allí, localicé la carpeta correspondiente al Tomo VI del Teatro histórico de las iglesias del reyno de Aragón. Y un croquis llamó mi atención. Era el de un edifico de planta octogonal. Pero lo más sorprendente era una anotación, apenas legible, que aparecía en el reverso: La primera de la Diosa. En su iglesia.
Pregunté al archivero por la iglesia a la que podía corresponder esa planta y me indicó que no era de una iglesia sino de la antigua universidad de Huesca, llamada Sertoriana, hoy convertida en Museo de Huesca.
- “Debe usted visitar el museo”, me dijo. “La visita es gratuita. Mire, tengo el horario por aquí:
o De martes a sábados: de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00
o Domingos y festivos: de 10.00 a 14.00
o No vaya los lunes, ni los días 24, 25 y 31 de diciembre, ni el 1 y el 6 de enero.
Agradecido, me despedí con una sonrisa. No le había comentado nada sobre mi descubrimiento. Prefería mantenerlo en secreto por el momento. Además, una duda me embargaba. Si tenía que buscar una iglesia, ¿qué hacía esa anotación en el reverso de la planta de la universidad?¿Por qué un fraile, experto en historia eclesiástica, mencionaba a una diosa? Mi siguiente paso estaba decidido. Tenía que visitar el museo.
A la mañana siguiente realicé la visita y descubrí a la diosa. Y al girarme a la izquierda, lo ví. ¿Cómo eran posibles tantas coincidencias? Lo observé con detalle. Me faltaba algo...
Aquella noche soñé con la visita al museo. Una pesadilla en la que un rey pretendía cortarme la cabeza. Una puerta de una iglesia parecía abrirse, un claustro, y el Padre Huesca apareció frente a mí. Sus palabras eran confusas: dos y sesi, siete y trece, cuatro y siete, seis y uno, siete y cuatro, cinco y cuatro, uno y uno, seis y trece, siete y quince, ocho y ocho, cinco y catorce, seis y cuatro, cuatro y nueve, dos y seis… y desperté con un sudor frío."