La fachada sur del Museo del Prado, presenta dos plantas: en la inferior se encuentra una gran puerta de acceso constituida por un vano adintelado mientras que la superior está constituida por una logia configurada por seis columnas de orden corintio que sostienen un entablamento.
El pabellón sur del Museo del Prado es palaciego, empleando el orden corintio y apreciándose una clara influencia italianizante, articulándose en torno a un patio cuadrado y una estructura circular.
PUERTA NORTE DEL JARDÍN BOTÁNICO
La Puerta Norte del Jardín Botánico es hoy día el acceso principal de este jardín histórico. También conocida como Puerta de Murillo, por el nombre de la plaza donde se ubica, fue levantada en el último tercio del siglo XVIII, frente a la fachada meridional del Museo del Prado.
La historia del Jardín Botánico es la historia de un fracaso, tal vez el más importante de toda la carrera de Francesco Sabatini, a quien en 1774 le fue encomendada su construcción, para años después tener que abandonar, ante las fuertes críticas recibidas.
Pero también es la historia de un éxito, el de Juan de Villanueva, que en 1778 hizo el diseño definitivo, con los magníficos resultados que podemos admirar en la actualidad, máxima expresión del pensamiento ilustrado de la época y del exquisito gusto neoclásico del autor.
Aunque oficialmente la salida de Sabatini se justificó por la imposibilidad de compaginar el trabajo con otros que estaba acometiendo simultáneamente, lo cierto es que su propuesta no complacía a nadie, especialmente a la comunidad científica.
El arquitecto italiano había ideado un espacio puramente ornamental, articulado a partir de un complicado trazado geométrico, claramente barroco, que no atendía a las necesidades expuestas por los botánicos para la clasificación de las especies vegetales.
Tampoco gustaba el sistema de riego planteado, basado en el incómodo método de transportar el agua en carros, que Villanueva sustituyó por una eficaz red de acequias de inspiración hispano-árabe, gracias a las cuales el riego llegaba a todos los planteles del jardín.
Centrándonos en la puerta que ocupa nuestra atención, se trata de una creación posterior al propio jardín. Villanueva tomó la decisión de incorporarla a su proyecto cuando, en 1785, se le encargó la construcción del Museo del Prado, concebido inicialmente como Gabinete de Historia Natural, en las proximidades del Botánico.
Era una forma de que ambos recintos tuvieran una comunicación directa. También planeó realizar una plaza en exedra, para reforzar aún más ese eje de conexión, antecedente de la actual Plaza de Murillo.