Se entiende por Cuestas y Laderas tanto el espacio plano en la cornisa del paramo, como el sector inferior con mayores pendientes y con espacios arbolados en su ámbito. Se trata de áreas de transición del paramo a la campiña, recortadas por vaguadas por las que discurren los arroyos. Sufren procesos erosivos fuertes por su inclinación y por sus características litológicas y edafológicas. Las cuestas y laderas que pertenecen al término municipal de Arroyo de la Encomienda están incluidas en la Unidad paisajística de las Cuestas y Laderas de Fuensaldaña a Simancas. Presentan una gran similitud con las cuestas y terrazas del Pisuerga, de la que son continuación.
Las Cuestas y Laderas son espacios de interés natural y paisajístico. Su fuerte tendencia a la erosión, su papel de continuidad en el tejido territorial, y la fragilidad de sus suelos hacen necesario limitar su uso, protegiendo la vegetación, tanto la herbácea como la arbustiva o arbórea.
Es un paisaje de cierta complejidad, destacando las líneas de culminación de los páramos junto con otras líneas que corresponden a la sinuosidad del valle y las manchas de vegetación. Se producen contrastes acusados entre los colores claros de las laderas desprovistas de vegetación, los eriales, los pinos y el cambiante color de los campos de cultivo. En verano, las parcelas de regadío ponen una nota de color en un conjunto dominado por los tonos amarillentos y grisáceos de los rastrojos.
En las cuestas y laderas existen un gran número de pequeños acuíferos originados por la diferencia de permeabilidad entre las diferentes capas del suelo. Su drenaje natural se realiza mediante fuentes localizadas en la base de las terrazas. La exclusiva dependencia del agua procedente de las precipitaciones que tienen estos acuíferos unido a su pequeño tamaño hace que sus caudales sean escasos.
La Unidad Paisajística de las Cuestas y Laderas de Fuensaldaña a Simancas es una de las zonas más pobres en vegetación de todo el entorno de Valladolid a causa del intenso aprovechamiento agrario que históricamente ha soportado. Los bosques de galería en Arroyo de la Encomienda son de los pocos que se pueden señalar junto con las cintas discontinuas de Pinos carrascos. En ocasiones se intercalan algunos enclaves de Rebollos y Encinas así como algún grupo de Almendros o Chopos bordeando caminos, linderos o arroyos.
Los pinares de cuesta fueron plantados para proteger estos sectores de la erosión superficial. Sin embargo, la repoblación no ha cumplido del todo su propósito. El Pino carrasco está muy bien adatado a la sequía y calor estivales propios de éste área y es apto para colonizar los suelos esqueléticos existentes sobre el sustrato calcáreo e incluso yesífero sobre los que se asienta. Pero su crecimiento se ha frenado notablemente por el intenso frio de la zona. En cualquier caso, la plantación sí es un éxito paisajístico puesto que las franjas verdes que dominan el panorama han modificado radicalmente la apariencia de las antaño desnudas y desoladas cuestas.
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