¿La jungla Venezolana? ¿Brasileña? ¿Colombiana?... Nooo, es la
de nuestra querida Casa de Campo que, cercana al arroyo de Prado de
Rey, nos ofrece este singular aspecto. Un entramado de vegetación
impenetrable en muchos sitios pero accesible, no sin algún arañazo,
en algún que otro punto de este tramo que os quiero mostrar y que
nos descubre a los arriesgados exploradores semi-urbanos, rincones
que asemejan las tupidas junglas amazónicas. Un lugar ideal para
esconder un tesoro.
¿Es esto una exageración?... pues sí,... lo es,... pero no
obstante os propongo que os paséis por allí y lo juzguéis vosotros
mismos. Sed valientes y explorad la zona, no os arrepentiréis,
aunque las autoridades locales prohíben el uso de machetes y demás
herramientas que puedan degradar el medio
natural.
Sobre el Tesoro:
Para encontrarlo tienes que hacer un poco de Indiana
Jones.
Busca en la naturaleza que te rodea la gran “L”
invertida y mira dentro. Hay que encontrar la tablilla sagrada que
tiene grabado el signo de la tribu indígena
“Geokacheronthonaay”, que te resultará extrañamente
familiar. Cógelo, pues contiene el secreto del
tesoro.
Pero he de haceros una advertencia: una terrible maldición
caerá sobre aquellos que no lo vuelvan a depositar en la ubicación
exacta, pues es la elegida por los dioses.
Y
una más: ¡¡Pobres de aquellos que osen expoliarlo!!... Sobre ellos
caerá la ira divina, por toda la eternidad.
Solo contiene el
Libro de registro. No te olvides llevar máquina de
escribir.