NACIMIENTO DEL RÍO MANZANARES
El Manzanares es un
río del centro de España afluente por la derecha del Jarama, que, a
su vez, es tributario del Tajo. Este río, que discurre íntegramente
por la Comunidad de Madrid, nace en la Sierra de Guadarrama y pasa
por Madrid. Desemboca en el término municipal de Rivas-Vaciamadrid,
después de un recorrido de 92 Km.
El río acoge
diferentes ecosistemas y atraviesa zonas de gran valor
medioambiental, que han recibido diferentes niveles de protección.
Su cuenca alta, desde su nacimiento hasta el Monte de El Pardo
(incluyendo La Pedriza), constituye el Parque Regional de la Cuenca
Alta del Manzanares con una superficie de 52.796 hectáreas.
Su curso bajo también se encuentra protegido, dentro del Parque
Regional del Sureste. En términos generales, puede afirmarse que el
único tramo del río que no se encuentra protegido es que el
discurre por el casco urbano de Madrid.
Curso
alto
El Manzanares tiene
su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa, una zona de 2.010 m
de altitud, ubicada en la vertiente sur de la Cuerda Larga y
presidida por los picos de la Bola del Mundo (2.265 m) y el Cerro
de Valdemartín (2.280 m). Su fuente está formada por diferentes
manantiales y neveros o ventisqueros, acumulaciones de nieve que se
mantienen hasta bien entrada la primavera. Se encuentra en el
término de Manzanares el Real, municipio del que el río toma su
nombre y al que se dirige después de descender por La Pedriza, un
paraje de formaciones graníticas declarado Reserva de la
Biosfera.
Curiosidades
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El
Manzanares era conocido antiguamente como Guadarrama, nombre
reservado hoy en día para el río que va desde el Valle de la
Fuenfría hasta el Tajo, pasando por los pueblos de Guadarrama y
Collado Villalba. En el siglo XVII, el Ducado del Infantado
determinó cambiarle el nombre, llamándolo igual que su principal
señorío, el Real de Manzanares, cuya villa más importante era el
actual pueblo de Manzanares el Real.
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En el
siglo XVII se previó la canalización de los ríos Tajo y Manzanares
para hacerlos navegables. Se nombró una Junta para su estudio y, al
poco tiempo, la Junta dio la contestación rechazando la obra con el
siguiente argumento:
Si Dios hubiese deseado
que ambos ríos fuesen navegables, con sólo un fíat lo hubiese
realizado, y sería atentatorio a los derechos de la Providencia
mejorar lo que ella, por motivos inescrutables, había querido que
quedase imperfecto
- A pesar de este concluyente
argumento, en el siglo XVIII se emprendió una colosal obra de
ingeniería, nunca acabada, que hubiese comunicado las aguas del
cercano río Guadarrama con las del Manzanares y el Tajo, hasta
llegar al Guadalquivir y al océano Atlántico, mediante un canal
navegable de casi 800 kilómetros, con la Presa de El Gasco
(Torrelodones) como punto de origen.
Os recomiendo
encarecidamente a visitar esta Presa que, por supuesto, cuenta con
un caché en sus cercanías (GCRJR0)
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Río de
escaso caudal, ha sido objeto de constantes burlas por parte de
novelistas y poetas. Francisco de Quevedo decía así en uno
de sus poemas: «Manzanares, Manzanares, arroyo aprendiz de río».
Tirso de Molina, por su parte, arremetía contra el río
madrileño de esta forma: «Como Alcalá y Salamanca tenéis, y no sois
colegio, vacaciones en verano y curso sólo en invierno». Y Luis
de Góngora se despachaba así, después de una crecida: «¿Cómo
ayer te vi en pena, y hoy en gloria? Bebióme un asno ayer, y hoy me
ha meado».
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En las
márgenes del río a su paso por Madrid, sobre todo en las
inmediaciones del puente de la Reina Victoria, pueden apreciarse
varias columnas de orden dórico que no son sino respiraderos de un
colector subterráneo construido en la década de los años veinte del
siglo XX
Sobre el caché
Del caché poco que decir, que espero os guste el sitio
donde está y disfrutéis del camino hasta llegar a él así como del
entorno.
Los diez lobos os desean
que disfrutéis buscando este tesoro tanto como nosotros lo hemos
hecho al ponerlo.