Morfología.-
Esta cavidad es con mucho,
la más interesante de este complejo kárstico, tanto por la amplitud
de sus galerías y la abundancia y belleza de sus formaciones
litogénicas, como por su desarrollo.
La morfología de Covanegra responde a la de una galería única de
dirección O.SO – E.NE. con la aparición de sectores
secundarios a nexos a esta galería y numerosas coladas
estalagmíticas tanto en las zonas laterales como en medio del
recorrido, que obstaculizan nuestro paso y que nos obligan a
sortearlas subiendo y descendiendo constantemente. Estas
características que hacen de Covanegra una especie de pista
americana propician que la sima sea una cavidad – escuela muy
apta para impartir cursillos de iniciación a la espeleología.
Es impresionante el acceso a la cavidad a través de un salto en
volado de 31 metros por una entrada de 8 por 10 metros, que nos
comunica desde la bóveda con la gran “Sala Niphargus”
de dimensiones: 120 por 40 metros, una de las mayores de la
provincia de Burgos. El suelo está cubierto de bloques de gran
tamaño desprendidos del techo de cuyas paredes cuelgan numerosas
formaciones. La amplitud de la boca de entrada permite el paso de
la luz solar, lo que ha dado origen a cierta vegetación: helechos y
musgos. Por lo que se refiere al reino animal, se han visto
anfibios exteriores, ratones y algunas grajas.
A partir de aquí podemos dividir la cavidad en dos sectores que
parten de la sala en sentidos opuestos. Un tramo de la galería
marcha hacia Sudoeste y el otro, considerablemente más largo, en
dirección Este.
Para progresar por el sector Este, entraremos por una galería recta
de 60 metros y un ancho inicial de 14 metros que va estrechándose a
medida que avanzamos y nos aproximamos al techo, puesto que la
galería es ascendente. Este recorrido aparece flanqueado de gruesas
estalagmitas. Al final de este tramo, la tenue luz exterior
desaparece por completo y ante nosotros se abre la “Sala de
la Rampa”, de fuerte pendiente y cuyos primeros 8 metros es
imprescindible el uso de la cuerda. La rampa continúa otros 25
metros, acabando en una pequeña sala desde donde se tomará una
incómoda gatera de 6 metros recubierta en su totalidad de
formaciones aragoníticas. Las estalactitas y coladas aparecen ya
con más frecuencia y así continuará hasta el final.
Dejamos atrás la gatera y estaremos de nuevo en una sala ocupada
por una colada que debemos atravesar por el centro. A la derecha
hemos dejado tres pequeños entrantes sin continuación. Siguiendo
por un pequeño pasillo, topamos con otra gatera que nos vuelve a
comunicar con otra sala similar a la anterior. Prosiguiendo se
llega a la “Sala de la Gran Colada”. Tenemos, en
efecto, que franquear la colada subiendo por el lado derecho de la
galería hasta un paso superior. La continuación es una galería que
conecta a través de dos ventanas, a una sala de amplias
dimensiones. Tomando la que se encuentra a nuestra izquierda, a un
nivel más inferior, y tras superar una gatera, nos encontramos ante
un resalte de 4 metros. Es necesario cuerda o escala para superar
este paso. Nos encontraremos con una sala de grandes dimensiones,
sembrada de bloques desprendidos, los cuales una vez destrepados,
nos permiten acceder a una vasta galería flanqueada inicialmente
por grandes coladas que hay que sortear para poder seguir la
exploración. El resto de la galería es una zona de suelo pedregoso
con paredes recubierta de aragonito y que nos presenta otro
obstáculo, un enorme caos de bloques de grandes dimensiones que la
obstruyen casi por completo salvo en un pequeño paso que parece ser
el único que nos permite continuar.
La galería se eleva 15 metros por encima de nuestras cabezas y aún
se suceden dos salas más. Entre ellas se abre un pozo de 23 metros.
También disfrutamos de formaciones muy bellas y algunos gours con
agua. Un tapón de concreción calcárea se encarga de cobrar una
dosis suplementaria de esfuerzo para pasar a la última sala. El
final del trayecto lo marca una colada vertical de unos 10 metros
de altura, aunque todavía se puede ver otra pequeña sala con
abundantes formaciones de tipo banderas y
excéntricas.
Para
visitar el resto de la cavidad deberemos regresar a la “Sala
Niphargus”. Desde allí parte otro sector paralelo al de la
anterior exploración. Nos dirigimos a la “Galería de las
Hadas”, muy grande en superficie pero de muy poca altura. Al
principio debemos hablar de un laminador sembrado en toda su
extensión de un bosque de formaciones. A medida que la altura
aumenta, la sala se ensancha y se divide en tres galerías de
recorrido ascendente que confluyen en un pozo de 8 metros. La
continuación de las dos de la izquierda es otra sala con multitud
de litogénesis a la que se accede salvando un rampa. Todo el
conjunto de la “Galería de las Hadas” vuelve a unirse
lateralmente con la “Sala de la Rampa”.
El otro gran sector de Covanegra es el que toma sentido Oeste, el
contrario al de las exploraciones anteriores. El acceso desde la
“Sala Niphargus” es difícil de localizar, pues el
comienzo de la galería está obstruido en casi su totalidad por un
gran caos de bloques tras el cual un pequeño paso nos conduce a una
galería descendente de grandes dimensiones. Aumenta
considerablemente el volumen de las formaciones proliferando
grandes columnas y coladas. Al pie de la mayor de estas columnas,
que divide en dos a la galería, se abre en la parte izquierda, un
pequeño paso con agua tras el cual la galería sigue con iguales
características.
La continuación de la cueva la marcan por una parte una gran colada
ascendente y por otra, una serie de galerías a un nivel inferior
que vuelven a conectar con la colada aludida que toma pendiente
negativa en el final del sector. Otra galería que posteriormente se
divide en dos tramos, alcanza en uno de ellos, tras descender un
rampa y luego un pozo, la profundidad máxima de la cavidad: 80
metros y habremos recorrido un total de 2.100 metros.
|