Este caché forma parte de la serie dedicada al Románico en
Cantabria. Con esta serie pretendo dar a conocer la riqueza
artística que este estilo tiene en el norte de la península, y mas
concretamente, en Cantabria. A continuación, os presento la
Colegiata de San Martín de Elines, una auténtica joya
enclavada en el Valle de Valderredible. Posee uno de los claustros
mas bellos de cuantos se encuentran en esta zona. Se recomienda su
visita, para ello hay que ponerse en contacto con un amable vecino
del pueblo que nos enseñará la colegiata y nos explicará la
historia de la misma.
ARQUITECTURA
La edificación mozárabe, de la que se conservan algunos restos, se
vino abajo el año 1102, según un documento conservado en el
monasterio de Cardeña. Inmediatamente después se inició la
construcción de la nueva iglesia que, por las características
escultóricas y arquitectónicas, no debió prolongarse más allá de la
mitad de dicha centuria.
Es un edificio de nave única y ábside semicircular precedido de
presbiterio. En el tramo del crucero se levanta una linterna
prismática. En el muro sur se adosa una torre cilíndrica con
función de campanario. A los pies se sitúan los restos del
claustro, de planta irregular, en el que se guardan algunos
sepulcros medievales.
El ábside, tanto interior como exteriormente, es la zona más
importante del edificio. En una detenida contemplación de sus
paramentos exteriores llegaremos a la conclusión de que nos
encontramos ante uno de los ejemplos más bellos y esbeltos de esta
fase constructiva románica en el que se ha alcanzado la plena
madurez. Se articula en tres paños mediante dos contrafuertes
prismáticos que se convierten en columnas de fuste muy delgado que
alcanzan el alero y cuyo capitel pasa a formar parte del magnífico
conjunto de canecillos que sustentan la cornisa. Cada una de las
calles se ocupa con un gran arco ciego, de medio punto trasdosado
con una rica moldura de flores y grueso bocel que apean en
columnillas con capiteles tallados. Estos grandes arcos cobijan
vanos asaeteados y trasdosados con arquivoltas sobre columnillas
con graciosos capiteles (la del lado sur, además, conserva el
guardapolvos de ajedrezado). De esta compleja articulación se
desprende una abundante decoración monumental que contribuye a
aumentar la belleza del conjunto cuya descripción realizaremos en
el apartado correspondiente a escultura.
Continuando con nuestro recorrido por el perímetro del templo
llegamos al muro sur, que viene a confirmar el excelente material a
base de sillares regulares bien cortados con el que fue levantado
el edificio. Entre los contrafuertes, que no llegan a la cornisa,
encontraremos dos vanos aspillerados y trasdosados con arco de
medio punto doblado. En esta misma zona se localiza la torre
cilíndrica, con funciones de campanario, sin ninguna articulación
ni ornamentación exterior, si exceptuamos las tres ventanas
asaeteadas, y con una escalera de caracol en el interior.
Alzando nuestra mirada podremos contemplar la linterna que se
eleva como un gran cubo macizo, salvo en el lado este donde aparece
un pequeño óculo, rematada en una cornisa sostenida por
canecillos.
Concluido este recorrido por el exterior del templo nos
dispondremos a acceder al interior. La puerta de entrada se
encuentra en el hastial occidental, dentro del actual claustro, y
contrasta por su sencillez decorativa con el resto de la
construcción. El arco de acceso se abocina mediante arquivoltas
lisas que descansan en columnas con capiteles vegetales muy
simples.
Ya en el interior, la nave se cubre con armadura de madera muy
sencilla e inmediatamente nos encontramos bajo la gran cúpula
semiesférica del crucero, que descansa en cuatro arcos torales que
se prolongan hasta el suelo gracias a las gruesas columnas de fuste
cilíndrico adosadas a los muros laterales. En éstos encontramos la
misma solución arquitectónica que en el exterior del ábside, puesto
que el paramento se recorre con grandes arcos ciegos (2 en el muro
sur y 1 en el norte) sobre columnas adosadas con capiteles
decorados.
La cabecera se ilumina por cinco vanos. Los muros se dividen en
dos cuerpos mediante una imposta ajedrezada inferior y otra vegetal
en la parte superior. Cada uno de ellos se articula en arquerías de
medio punto que forman nichos o cobijan ventanas y descansan en
columnas con capiteles tallados.
Aún nos queda por conocer el claustro, reconstruido por iniciativa
del actual párroco, en el que se guardan algunos sepulcros de los
siglos XII y XIII, así como algunos restos conservados del antiguo
monasterio mozárabe
ESCULTURA
El recorrido descrito en el apartado de arquitectura ha de ser
completado por una detenida contemplación de los elementos
escultóricos que decoran todo el edificio y que hacen del templo
uno de los más interesantes de la provincia.
En el exterior del ábside debemos detenernos en:
- Canecillos y capiteles que sostienen el alero. Su ubicación
elevada permitía al maestro cantero una mayor libertad
iconográfica. Así, entre otras representaciones vegetales y
animales, encontraremos un personaje cargado con barril (alusión al
exceso con el alcohol), otro con cuernos, otro barbado y una
representación de Daniel entre los leones.
- Capiteles del los arcos ciegos. Temática vegetal.
- Capiteles de las ventanas. Los más interesantes son los del vano
central, donde veremos leones enfrentados y personajes tocando el
cuerno.
Nuestra siguiente parada está en el muro sur, donde podemos
contemplar canecillos; algunos con cabezas de animales y humanos,
otros de monstruos, una mujer con turbante, dos serpientes atacando
a un hombre, alusiones fálicas, etc.
En este mismo hastial encontraremos un relieve empotrado,
posiblemente del antiguo monasterio mozárabe, en el que aparecen,
muy deteriorados, tres personajes. Las gentes del pueblo lo llaman
"la vieja choricera" y ha sufrido los ataques de aquellos niños
obligados, durante tantos y tantos años, a la abstinencia de carne
durante la cuaresma.
En el interior el afán decorativo se multiplica para servir de
ilustración al pueblo iletrado que, gracias a las imágenes, podía
seguir el desarrollo de los oficios litúrgicos.
- Capiteles de los arcos torales del crucero. Su cesta cilíndrica
de gran tamaño sirve de base a la representación de temas del
Antiguo y Nuevo Testamento; Daniel en el foso de los leones en el
primero de la izquierda, Sansón desquijarrando al león en el
segundo, la Adoración de los Magos en el primero de la derecha y la
Matanza de los Inocentes. En todos ellos vemos las manos de un
maestro, que si bien no es de gran calidad, infunde a sus figuras
la expresión necesaria para conmover al espectador.
- Capiteles de los arcos ciegos del crucero. Destaca uno de los
capiteles del muro norte, con una extraña escena de seres humanos
con cabeza de mono de difícil interpretación.
-Capiteles de las arquerías del ábside y el presbiterio. En ellos
encontraremos representaciones de la lucha entre seres humanos, una
interesante representación de la antropofagia mística, así como
distintos motivos vegetales y zoomórficos.
Las dos tallas que están en los extremos del ábside, San Pedro y
San Andrés, son de principios del siglo XIII. La imagen de la
Virgen es neorrománica.
No podemos abandonar el edificio sin antes ver las obras
conservadas en el claustro, con su museo repleto de interesantes
piezas: la cruz y ventanas con relieves mozárabes, un capitel con
el escudo de la Santa Cruz y, sobre todo, el sepulcro de transición
al gótico del Caballero Peregrino, así como las tapas de otros
enterramientos, algunos del siglo XII. También cuenta con dos pilas
bautismales del siglo XII traídas recientemente de pueblos
cercanos.
Os recomiendo seguir visitando el resto de
iglesias y colegiatas que forman parte de la Serie del Románico en
Cantabria.
Buena Suerte y Feliz Geocaching !!!
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